Una vez me dijeron que si bien las comparaciones son odiosas en algunos momentos éstas son inevitables. Ayer debutó como entrenador del Valencia CF y como primer técnico de élite Mauricio Pellegrino. Casualidades del destino, lo hizo en el mismo escenario en el que lo hiciera 4 años antes su predecesor en el cargo, Unai Emery. El técnico de Hondarribia se hizo cargo del equipo tras la renuncia de Marcelino y con la difícil papeleta de reconstruir una plantilla destrozada por el paso de Koeman pero en el que sobrevivían estrellas como Villa, Mata, Silva o Joaquín. Agosto de 2008, llega el momento del debut. A pesar de la mala temporada, Emery hereda un equipo campeón de la Copa del Rey con lo que su primer reto era conquistar la Supercopa de España contra el Real Madrid. El primer partido se juega en Mestalla, el Valencia juega mejor pero Van Nistelrooy no perdona cada vez que llega a portería. Los blanquinegros reaccionan y gracias al talento de sus delanteros, los mismos que unos años después fueron vendidos por más de 100 millones de euros, se lleva el partido por 3-2.
Una semana después se jugó la vuelta en el Bernabeu. El Valencia se adelantaba con gol de Silva. A pesar de que el Madrid empató, el título parecía encarrilado tras las expulsiones de Van Nistelrooy y Van der Vart. Sin embargo, el equipo valencianista, falto de personalidad y de coraje, se diluyó y acabó perdiendo 4-2 regalando el título.
Uno de los “sanbenitos” que ha arrastrado Unai durante sus 4 años en Valencia ha sido la falta de carácter y la falta de competitividad en los encuentros contra los grandes de la liga. El del Bernabeu fue el primero de una larga lista de partidos importantes en los que su equipo no dio la talla. No fue hasta el año pasado cuando el Valencia compitió contra el Real Madrid en su campo. Le creó problemas y, de haber estado un poco acertado, le pudo incluso ganar. Habían pasado 4 años pero por fin aparecía ese Valencia bronco con el que había que sudar sangre para ganarle.
Como decía antes, casualidades del destino, a Pellegrino le tocó ayer debutar en el mismo escenario. Ayer se vio a un Valencia muy similar al del año pasado, bronco, controlador, con personalidad, paciente y sufridor y muy distinto al de hace 4 años que se lo hizo todo encima en Chamartín. Ha costado casi un lustro recuperar unas señas de identidad que dieron éxito al valencianismo. Esto es sólo el principio, pero el camino ya está marcado.
Por cierto, como dice Albelda, en el Bernabeu siempre pasa algo raro. ¿Hay fuera de juego? Es difícil saberlo. Sólo puede ocurrir en España que una empresa productora de televisión que paga 700 millones de euros al año en derechos de televisión no pueda (sería muy fuerte pensar que no quiera) ofrecer una repetición que aclare la polémica. This is Spain my friend.