Ciudadana del año

Reportajes

Mª José Velert Puig ha sido galardonada con el Premio Ciudadano otorgado por la Federación de Asociaciones Ciudadanas de Torrent por su dedicación a la integración de niños y mujeres con escasos recursos económicos en Bolivia.

La misionera Maria José Velert dando clase a niños en BoliviaEsta torrentina de 48 años lleva desde los 18 dedicando su vida a ayudar a los demás. Dice que la vocación le llegó muy joven cuando una hermana, religiosa de clausura, le llevaba al barrio Zorrilla, en Torrent, para dar catequesis. Después, a los 21, decidió colaborar con las salesianas, se incorporó a un grupo de Dominicos y decidió hacerse religiosa Dominica de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción. Ese fue el motivo que le llevó a Bolivia donde se encuentra desde 1994.

A pesar de que Ecuador fue su primer destino, su labor la ha desempeñado en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra. Situada en la parte este de Bolivia, se trata de la urbe más grande y poblada del país y una de las de mayor crecimiento demográfico de toda América del Sur. A María José no le gusta hablar mucho de la situación en este territorio porque dice que a veces se distorsiona la realidad. Sin embargo, reconoce cuál es el problema más importante. “El hambre sigue en las personas que viven el día a día y, aunque en el barrio donde trabajo ha habido una notable mejora, los pobres siguen siendo los mismos”, comenta.

Durante muchos años su tarea estuvo centrada en la puesta en marcha de centros para la educación infantil. Ahora, cuando estos son ya una realidad, su labor se centra en la supervisión de las 4 guarderías que funcionan gracias a personas como María José. “Me preparé 3 años en una especialidad infantil y ahora por las mañanas recorro las 4 guarderías para ayudar a las educadoras en su formación y ver sus necesidades”, explica.

Por las tardes, esta valenciana visita los 10 centros dedicados a la mujer que tiene la congregación repartidos por toda la ciudad. Las mujeres de bajos recursos aprenden diferentes técnicas como pintado en tela, cocina o corte y confección. Su labor es estimularlas y ayudarlas para que sean líderes. La parroquia se encarga de becarlas pagándoles la profesora y materiales. El dinero sale de los donativos que les da la gente cercana como hermanos, tíos, primos, amigos o gente comprometida con la causa. Además, dedica los fines de semana a la pastoral de jóvenes y en los ratos que tiene libres escribe libros de catequesis, religión ética y moral. En estos momentos está realizando uno sobre los evangelios del domingo, para los niños hecho a base de juegos.

María José Velert enseñando a mujeres bolivianasToda esta actividad le desgasta muchísimo. Ella misma reconoce que, aunque le digan que es joven, nota el paso del tiempo. Sin embargo, mantiene intacta la ilusión con la que llegó hace ya 17 años. “Solamente puedo decir que soy muy feliz y que hoy por hoy mi vida está en este proyecto. Mientras el Señor me de fuerzas seguiré aquí, aprendiendo cada día del roce con la gente”, reconoce. No sólo las fuerzas faltan, también escasean materiales necesarios para poder continuar con su misión tanto en los centros infantiles como en los de mujeres.

“Estoy muy agradecida por el premio”
La Federación de de Asociaciones Ciudadanas de Torrent y comarca (FAC)celebró, el pasado mes de febrero, una asamblea para votar las candidaturas presentadas por las diferentes agrupaciones de la ciudad y por unanimidad se decidió otorgarle el premio de Ciudadana del año a María José. “Estoy aquí porque quiero y no me resulta difícil. Amo a este pueblo y a esta gente e insisto soy muy feliz aquí. De todas formas agradezco que sepan que una torrentina está por aquí como misionera”, señala la premiada. Una de las cosas por las que más orgullosa se siente al recibir este galardón es por contribuir a mejorar la imagen de la Iglesia. “Hay muchísimas personas dedicando su vida a ayudar de forma desinteresada a los más desfavorecidos como gente con sida o ancianos abandonados y esto no suele salir en los medios de comunicación. Sin embargo, cuando hay que atacar a la Iglesia, bien que se publica y se generan debates”, reivindica María José.

A pesar de la felicidad que le reporta su trabajo en Bolivia, María José extraña su pueblo. “Aunque me gusta mucho lo que hago, echo de menos a mi gente y llevo a Torrent en mi corazón. Me gustaría ir más pero el billete es muy caro por eso voy cada dos años”, comenta.

La FAC también otorgó un premio nacional que recayó en la ONG Médicos Sin Fronteras por, según la Federación, “su gran labor humanitaria al dar, sin discriminación alguna, asistencia sanitaria a poblaciones en situaciones de crisis”. Médicos Sin Fronteras, es una asociación privada de ámbito internacional que reúne mayoritariamente a miembros del cuerpo sanitario cuya misión es la de asistir a las poblaciones en situaciones de crisis y denunciar las violaciones de los derechos humanos. En 1999 recibieron el premio Nobel de la Paz y el Premio Príncipe de Asturias en 1991.

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